Bienvenidos a la sala de reuniones de Ferrari en Maranello, Italia. Es la primavera de 1963 y en ella se llevara a cabo una reunión que cambiara radicalmente la historia del automovilismo mundial. En un lado de la mesa, se encuentran “Il Commendatore” Enzo Ferrari con sus abogados, representando a la firma italiana. Y en el otro lado de la mesa, un enviado especial de Henry Ford II con los abogados de Ford Motor Company, en representación de la firma americana. El tema de discusión de la tarde es la firma del contrato, en donde Ferrari seria absorbida por Ford. Ya Ford gastó millones de dólares en la auditoria de la fábrica, más los activos y tiene la oferta lista sobre la mesa. Hay un problema... Enzo Ferrari no esta de acuerdo con los términos del contrato en donde Ford le prohibiría a la italiana la participación directa en las 500 Millas de Indianápolis. El representante europeo le explica que Ford entra como marca directamente en la carrera y la presencia de la marca italiana podría convertirse en un “conflicto de intereses”. Enzo Ferrari no aguanta más. Rompe el contrato, se para, y se retira de la reunión. La negociación se da por terminada.
Mientras tanto, en “La Casa de Cristal” de Ford en Dearborn, Michigan. Henry Ford II todavía esta en shock. No entiende porque Ferrari termino la negociación. En un ataque de furia, Ford II habla con los encargados de la división de carreras para construir una maquina de carreras que “
destrozara a los ponis rampantes”. Ford II desde principios de los 60 quería aumentar su cuota de participación en el mercado europeo continental, y escogió el sitio ideal para activar su plan: Le Mans. Desde 1960, Ferrari había ganado con mucha facilidad, las 24 Horas de Le Mans, y era hora de que Ford le quitara el sabor de boca a Enzo Ferrari.
Empezarían las negociaciones, y Ford se decantaría por tres nombres: Cooper, Lotus y Lola Cars. Cooper ya iba en salida de la F1 y su proyecto no caería bien (Ford propuso usar un V8 del Fairlane, Cooper quería un V6). Lotus ya había trabajado con Ford en el pasado con su proyecto Indy 500. Los ejecutivos de Ford tenían sus dudas. Colin Chapman tampoco estaba muy convencido. Les pidió una cantidad obscena de dinero para el desarrollo y pidió que el vehiculo que saliera al final, fuera llamado Lotus – Ford. Ford rechazaría su oferta. Al final del día, Chapman lo construiría y es lo que hoy llamamos Lotus Europa
La propuesta de Lola fue aceptada, con la única condición de que Lola Cars no fuera parte del proyecto. Eric Broadley, dueño y diseñador en jefe de Lola se haría cargo del proyecto. Ford contrataría al ex jefe de Aston Martin John Wyer también, y enviaría al único ingeniero con experiencia en motores centrales de Ford en Dearborn, Roy Lunn. De esa manera nace el Ford Advanced Vehicles Ltd y se ponen a trabajar en su primer proyecto GT40. Basándose en el Lola GT Mk 6 construyeron los primeros bocetos de la maquina americana. El trío trabajaba a toda maquina y lograron sacar un primer chasis, llamado GT/101.
Para 1964 el Mk 1 GT40 estaba listo. Usaría un motor de bloque de aluminio de 4.2L sacado directamente del proyecto de Indianápolis de Ford. En los días de prueba, el GT40 se ve inestable en las rectas y carecía de potencia. Ferrari vio esto como una amenaza y saco toda su artillería: 4 Prototipos: 3 275P de 3.3 litros y 1 275P de 4.0 litros. La carrera para Ford fue un desastre. Todos los GT40 se retiraron, siendo el último de ellos el de Richie Ginther y Masten Gregory a las 5:30 de la mañana del domingo. Nino Vaccarella y Jean Guichet ganarían las 24 Horas de Le Mans de 1964 y el Campeonato Mundial de Sportscars.
Ford rápidamente se cansa de los malos resultados de John Wyer y lo despide. En su lugar entraría un diseñador de carreras que había tenido buenas dosis de éxito en EEUU y en Europa: Carroll Shelby. Shelby continúa el proyecto del Mk I en donde Wyer lo había dejado. Su primer gran cambio seria el motor. Sacaría los 4.2L V8 del Fairlane y trabajaría con un motor probado ya en sus Cobras: un motor de bloque de hierro de 4.7L. El motor, aparte de tener potencia y un buen torque, resulto ser confiable.
Mientras tanto, en Dearborn, con la supervisión de Roy Lunn se preparaban los Mk II con el monstruo de 7.0l del Ford Galaxie. Ford termino los MK II a días del test day oficial. Terminaron con tanto apuro que nunca logaron hacer una prueba de consumo de combustible. Así se los entregaron a Shelby para las 24 Horas de Le Mans de 1965.
Sin la data exacta del consumo mas problemas de sobrecalentamiento, todos los GT40 se retiraron. Ferrari volvía a arrasar en Le Mans. El Mk II estaba en el borde de ser dejado en el abandono pero Shelby metió las manos por el.
En la primavera de 1966 Ford les dio un ultimátum a Shelby: “Tercer Intento. O ganas o te vas para tu casa”. Shelby se tomo la amenaza en serio y puso a su piloto de pruebas, Ken Miles a trabajar día y noche con el carro. Miles ganaría las 24 Horas de Daytona y las 12 Horas de Sebring. El Mk II ya era confiable. Shelby convenció a Ford y mando para la carrera de Le Mans ocho GT40 Mk II. Ferrari puso 4 P3 y 4 365 P2 para equilibrar con los americanos.
La apuesta de Shelby pagó con creces y los Mk II no nada mas lograron coronarse en las 24 Horas de Le Mans… sino que arrasaron con el podio. Ken Milles perdería la oportunidad de ser uno de los pocos “Triple Coronado en Sportscars” al Ford tratar de armar una foto publicitaria con los 3 GT40 que salio mal. Miles no lo volvería a intentar tras matarse en Riverside probando el “test car” de lo que seria el Mk IV
Pero el gran perdedor de todo esto fue Enzo Ferrari. Su cadena de victorias generales pararía en 1965… y no regresaría más. Tras cuatro victorias de los GT40 (1966, 67, 68, 69) y la dominancia de Porsche en el principio de los 70 harían que la marca se retirara en 1973 para dedicarse a la F1. Al final del día, Henry Ford II cumplió su venganza.
Hasta una nueva oportunidad