Sonará mucho a comercial
de Audi, pero la llegada del Quattro al Campeonato Mundial de Rally fue el
punto de inicio de la revolución técnica que propuso la fábrica de Inglostlad,
y que acuño el viejo adagio de “After Quattro, the rest is useless”.
El concepto de una
tracción permanente a las cuatro ruedas fue el caldo de cultivo en el cual
muchos decidieron jugar y que la FISA le puso nombre: Grupo B. A partir del
Quattro, todo lo que se produjo para el campeonato mundial de Rally fue cada
vez más potente, más liviano pero sobretodo más loco. El problema que la locura
tiene un punto de ignición muy corto y de ser radical a ser peligroso era solo
pasar una página. Desgraciadamente, la locura paró un 2 de Mayo de 1986. Y las
gracias son totalmente cortesía de Lancia y su monstruoso S4.
Tras la entrada de Audi
al juego del Rally, la mayoría trató de ponerse al tanto de la revolución
tecnológica que ofrecía el pequeño coupe alemán. Algunos con mucho éxito
(Peugeot 205 T16), otros con menos suerte (Ford RS200). Pero para mas extrañeza
de todos, la siempre favorita Lancia no se unió al juego del 4WD. Tanto así que
cuando la batalla entre Peugeot y Audi estaba más encarnizada, Lancia tenía en
su arsenal el 037, un coupe de tracción trasera. Pero, al final de 1985, llegó
el Delta S4.
En pocas palabras, el S4
era un absoluto monstruo. Algo que ni al Dr. Frankenstein se le hubiese
ocurrido crear. En la mas minimalista forma de un hatchback, detrás de los
pilotos, yacía un pequeño motor de 1.8 litros, que era supercargado y
turbocargado al mismo tiempo. Los ingenieros de Lancia se dieron cuenta que el
lag a bajas rpm que proporcionaba el turbo era tan alto que hacía que el carro
perdiera tiempo. Pero al colocar un supercargador para que se accionara en el
inicio del ciclo de aceleración, lograban un intercambio de inducciones algo
tosco pero funcional. Oficialmente el S4 levantaba 480 caballos, pero hay
fuentes italianas que se acercan más a la realidad: 560 caballos. Eso sí, hay evidencias
de pruebas de estrés al bloque en donde el boost del turbo se encontraba en 5
BAR absoluto y el motor producía 1000 bhp. En la misma época que un 4 cilindros
F1 de BMW alcanzaba 1200 bhp con boost a 2 BAR absoluto.
Por medio de tecnología
prestada de Ferrari, el S4 se construyó en un chasis tubular, arropado en un
cuerpo totalmente hecho de fibra de carbono para mantener el peso en 890 kilos.
Algo que jamás se había oído para un Rallycar. Lancia escogería a la leyenda
finlandesa Markku Álen y al joven Henri Toivonen, para que domaran al monstruo
de Torino.
Tras la victoria en
Montecarlo y deserciones en Suecia y Portugal, llegaría la prueba en donde los S4 podrían
brillar: El Tour de Corse en la isla de Córcega. “Maximum Attack” Álen estaba
listo para enfrentarse a sus compatriotas Juha Kankkunen (Peugeot) y Hannu
Miköla (Audi). En cambio, Henri había llegado a la isla con algo de resfriado. Tenían
a Miki Biasion en espera por si Henri no se recuperaba pero el insistió en que tenía
fuerzas para domar el S4. Henri empezó bien y logro establecer los mejores
tiempos de la mañana y el mediodía. A mediados de esa tarde, el desastre
ocurrió.
Hasta el día de hoy,
nadie sabe lo que ocurrió en el kilometro 7 de la decimoctava etapa. Se presume
que Henri perdió control del S4, golpeo un lado de la montaña y se desbarranco
casi 40 metros abajo. Con la caída, el tanque de combustible de aluminio se
rompió y en segundos las llamas rodearon al pequeño Lancia con Toivonen y su
copiloto americano Sergio Cresta todavía amarrados del asiento. Al inicio, Lancia no se
preocupo al ver que la etapa la había ganado otra persona. Henri tenía mala
costumbre de chocar mientras estaba en el liderato del rally, pero después
informaciones que daban los pilotos acerca de marcas de neumáticos en el suelo
y la presencia de humo negro en el kilómetro 7 hicieron pensar lo peor. Para el
momento que los cuerpos de rescate llegaron a la escena, no pudieron hacer nada.
Era tanto la destrucción por parte del fuego del S4 que los mismos ingenieros
de Lancia no podían reconocer las partes del vehículo que se le habían
presentado.
El rally continuó normal
pero en horas, la FISA y Jean Marie Balestre cerró la entrada a nuevos
competidores, congelo los specs de los actuales y prohibió la re homologación
de los vehículos para la temporada 1987.
En sencillas palabras, el popular Grupo B estaba eliminado de la faz de
la tierra.
Hasta el día de hoy hay
muchas incógnitas en torno al accidente de Toivonen: ¿Por qué Lancia se
arriesgo a ponerlo en un vehículo tan difícil de manejar cuando no estaba en
total capacidad de manejarlo? ¿Por qué la FISA determino que el tanque de
combustible del S4 de aluminio era seguro?, etc. Pero la que más uno quiere
saber es la que todos los fanáticos de rally se han preguntado: ¿Qué paso en
ese kilometro 7?
La gran perdedora de todo
esto fue Lancia. Ya tenían listo la evolución del S4 para la temporada 1987
cuando un nuevo set de reglas iban a entrar. El S4 ECV (Experimental Composite
Vehicle) era la joya que Lancia iba a presentar. Una evolución total del S4
totalmente hecha de fibra de carbono y kevlar, junto con una evolución más
potente del motor ya por encima de los 700 bhp. Todo eso se fue al traste de la
basura.
Algún día se podrá saber
a ciencia cierta que paso con Toivonen. Pero habrá mucha gente que no querrá
saber que fue lo que sucedió.
Descansa en Paz Henri.
Hasta una nueva
oportunidad
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